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Hablar de la ciencia del 2007 es una misión imposible. Si pudiera predecirse cuáles van a ser sus resultados, perdería su interés. Es lo que les gustaría a algunos de los que financian la investigación científica, pero hay que des- ilusionarlos, porque pronosticar los resultados de la ciencia es difícil. Pueden hacerse algunas predicciones generales con la esperanza secreta de que lo mejor sería que nos equivocáramos y que el 2007 fuera un año de descubrimientos inesperados. Pero la ciencia es más que la investigación básica y podemos predecir que en el 2007 se hablará mucho de ciencia en los periódicos y, sobre todo, se hablará mucho de ciencia en Barcelona.
Este año nos va a dar los resultados más interesantes en los campos más dinámicos en las ciencias físicas. Se sigue investigando la constitución de la materia, que da lugar a avances históricos y a la posibilidad de nuevos materiales. Tendremos que acostumbrarnos, paulatinamente, a oír hablar de la nanotecnología, que aprovecha las propiedades de la materia cuando la trabajamos al nivel más pequeño posible. Y también esperamos resultados de lo mayor, la evolución del Universo. ¿Encontraremos en el 2007 un planeta de características parecidas al nuestro?
La biología avanza también hacia lo más pequeño y hacia lo más grande. Hacia lo más pequeño, seguiremos acumulando información sobre la base molecular de fenómenos biológicos que nos interesan, como son las enfermedades. El esfuerzo en esta dirección es importante, y durante este año es muy probable que aparezcan noticias sobre cuáles son los genes relacionados con alguna enfermedad o sobre algún gen que tengan que ver con alguna característica de la especie humana.
HACIA LO MÁS grande nos aproximamos de dos formas. Una, la genómica. ¿Cuántos genomas se terminarán en el año 2007? Seguramente una docena de genomas pequeños y alguno más grande. Este enorme aluvión de datos va a permitirnos entender la evolución de los organismos y cómo podemos mejorar los animales y las plantas de los que nos alimentamos. Este año esperamos la aparición de nuevos instrumentos de análisis de genomas que puede ser la generación definitiva --o la penúltima-- que va a permitirnos poder contar con el genoma de cada uno de nosotros. Tendremos que hablar de qué vamos a hacer con esta información en términos personales, médicos y éticos.
Pero en lo más grande también vamos estudiando los ecosistemas y creamos herramientas para entender cómo poblaciones de individuos de distintas especies se desarrollan e interaccionan entre ellas en las condiciones cambiantes del espacio y el tiempo. En algún momento aprovecharemos estos datos, porque hemos visto que no podemos actuar simplemente como si nuestras acciones no perturbaran el planeta en el que vivimos.
Esta conciencia nos lleva a recordar que la ciencia no nos sirve únicamente para conocer el mundo en el que vivimos, sino que necesitamos datos sólidos para poder tomar decisiones cuando nos enfrentamos a los problemas que tenemos ante nosotros. Sabemos que durante años van a sorprendernos fenómenos atmos- féricos, tifones, sequías, un exceso de frío o una falta de nieve que hará preguntarnos si todo esto es consecuencia de nuestra acción sobre el medio ambiente. Esperemos que en el 2007 tengamos respuestas más precisas sobre estas cuestiones. Quizá habrá algún terremoto intenso, se reavivará la gripe aviaria o nos preguntaremos sobre algunos de nuestros hábitos alimentarios. ¿Surgirá una alarma nueva cada semana, como hemos tenido hace poco con el anisakis o el polonio 210?
TENDREMOS que hablar de energía, de cómo la ahorramos y de cómo la producimos, de contaminación, de química verde, de células madre y de un largo etcétera. No sabemos cuándo, con qué frecuencia ni en qué tema, pero durante este 2007 tendremos que plantearnos preguntas frente a las que necesitaremos los datos, interpretaciones y alternativas que nos ofrece la ciencia. Y nos preguntaremos si estamos preparados mental y técnicamente para enfrentarnos a los retos de los tiempos venideros. Existe la conciencia de que necesitamos información científica para enfrentarnos a los fenómenos desconocidos que aparecen, pero también a los retos econó- micos que se nos presenten. Oiremos decir que hay que tener una mejor educación y que nuestras empresas tienen que innovar más.
EL AYUNTAMIENTO de Barcelona ha declarado el 2007 Año de la Ciencia, a la espera de que la idea la asuma el Estado. Puede ser una ocasión importante para que la sociedad tome las iniciativas innovadoras que sabemos que son decisivas para enfrentarnos a los tiempos que vienen. Y debe ser una ocasión para que los científicos de nuestro país escuchen la demanda de nuestra sociedad.
La ciencia en el 2007 deberá estar cada vez más integrada en su entorno. Las sociedades desarrolladas han tomado conciencia de que los resultados de la ciencia afectan a su manera de pensar y de que la aplicaciones tecnológicas afectan de forma radical a su forma de vida. No debemos desconocer que la reflexión sobre adónde dirigimos la investigación y cómo queremos aplicar sus resultados se da cada vez con mayor intensidad en todo el mundo. Quizá no sabemos cómo será la ciencia del 2007, pero nos gustaría que fuera rica en resultados sorprendentes, integrada en nuestra sociedad y participando de una reflexión colectiva hacia dónde queremos ir.
Este año nos va a dar los resultados más interesantes en los campos más dinámicos en las ciencias físicas. Se sigue investigando la constitución de la materia, que da lugar a avances históricos y a la posibilidad de nuevos materiales. Tendremos que acostumbrarnos, paulatinamente, a oír hablar de la nanotecnología, que aprovecha las propiedades de la materia cuando la trabajamos al nivel más pequeño posible. Y también esperamos resultados de lo mayor, la evolución del Universo. ¿Encontraremos en el 2007 un planeta de características parecidas al nuestro?
La biología avanza también hacia lo más pequeño y hacia lo más grande. Hacia lo más pequeño, seguiremos acumulando información sobre la base molecular de fenómenos biológicos que nos interesan, como son las enfermedades. El esfuerzo en esta dirección es importante, y durante este año es muy probable que aparezcan noticias sobre cuáles son los genes relacionados con alguna enfermedad o sobre algún gen que tengan que ver con alguna característica de la especie humana.
HACIA LO MÁS grande nos aproximamos de dos formas. Una, la genómica. ¿Cuántos genomas se terminarán en el año 2007? Seguramente una docena de genomas pequeños y alguno más grande. Este enorme aluvión de datos va a permitirnos entender la evolución de los organismos y cómo podemos mejorar los animales y las plantas de los que nos alimentamos. Este año esperamos la aparición de nuevos instrumentos de análisis de genomas que puede ser la generación definitiva --o la penúltima-- que va a permitirnos poder contar con el genoma de cada uno de nosotros. Tendremos que hablar de qué vamos a hacer con esta información en términos personales, médicos y éticos.
Pero en lo más grande también vamos estudiando los ecosistemas y creamos herramientas para entender cómo poblaciones de individuos de distintas especies se desarrollan e interaccionan entre ellas en las condiciones cambiantes del espacio y el tiempo. En algún momento aprovecharemos estos datos, porque hemos visto que no podemos actuar simplemente como si nuestras acciones no perturbaran el planeta en el que vivimos.
Esta conciencia nos lleva a recordar que la ciencia no nos sirve únicamente para conocer el mundo en el que vivimos, sino que necesitamos datos sólidos para poder tomar decisiones cuando nos enfrentamos a los problemas que tenemos ante nosotros. Sabemos que durante años van a sorprendernos fenómenos atmos- féricos, tifones, sequías, un exceso de frío o una falta de nieve que hará preguntarnos si todo esto es consecuencia de nuestra acción sobre el medio ambiente. Esperemos que en el 2007 tengamos respuestas más precisas sobre estas cuestiones. Quizá habrá algún terremoto intenso, se reavivará la gripe aviaria o nos preguntaremos sobre algunos de nuestros hábitos alimentarios. ¿Surgirá una alarma nueva cada semana, como hemos tenido hace poco con el anisakis o el polonio 210?
TENDREMOS que hablar de energía, de cómo la ahorramos y de cómo la producimos, de contaminación, de química verde, de células madre y de un largo etcétera. No sabemos cuándo, con qué frecuencia ni en qué tema, pero durante este 2007 tendremos que plantearnos preguntas frente a las que necesitaremos los datos, interpretaciones y alternativas que nos ofrece la ciencia. Y nos preguntaremos si estamos preparados mental y técnicamente para enfrentarnos a los retos de los tiempos venideros. Existe la conciencia de que necesitamos información científica para enfrentarnos a los fenómenos desconocidos que aparecen, pero también a los retos econó- micos que se nos presenten. Oiremos decir que hay que tener una mejor educación y que nuestras empresas tienen que innovar más.
EL AYUNTAMIENTO de Barcelona ha declarado el 2007 Año de la Ciencia, a la espera de que la idea la asuma el Estado. Puede ser una ocasión importante para que la sociedad tome las iniciativas innovadoras que sabemos que son decisivas para enfrentarnos a los tiempos que vienen. Y debe ser una ocasión para que los científicos de nuestro país escuchen la demanda de nuestra sociedad.
La ciencia en el 2007 deberá estar cada vez más integrada en su entorno. Las sociedades desarrolladas han tomado conciencia de que los resultados de la ciencia afectan a su manera de pensar y de que la aplicaciones tecnológicas afectan de forma radical a su forma de vida. No debemos desconocer que la reflexión sobre adónde dirigimos la investigación y cómo queremos aplicar sus resultados se da cada vez con mayor intensidad en todo el mundo. Quizá no sabemos cómo será la ciencia del 2007, pero nos gustaría que fuera rica en resultados sorprendentes, integrada en nuestra sociedad y participando de una reflexión colectiva hacia dónde queremos ir.
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