Una profesora crea y difunde un tipo de antídoto pedagógico
Delaney Kirk, profesora de gestión empresarial en la Universidad de Drake, en Des Moines, Iowa, estableció un método para lidiar con estudiantes que accionan videojuegos, teléfonos celulares y computadoras portátiles mientras el profesor da clases.
Kirk, quien imparte cursillos para ayudar a enfrentar un problema que se presenta en grandes y pequeños centros estudiantiles, también ofrece claves sobre cómo motivar a los estudiantes, confrontar a los que hacen trampa y abrir un canal de comunicación que permita a los alumnos expresar sus ideas o dar consejos.
Heather Sklenicka, del Instituto Tecnológico de Rochester, en Minnesota, y Brian Hammes, de la Universidad de St. Joseph en Filadelfia, asistieron a uno de los talleres de Kirk en Des Moines.
Sklenicka dice que con frecuencia algunos estudiantes se atascan tratando de hallar un equilibrio entre las exigencias del colegio, el trabajo y la familia.
“Tienen la capacidad de acceder a cualquier cosa en cualquier momento. Su pareja, hijos, novios, novias o padres están al alcance inmediato”, advierte.
Hammes señala que los estudiantes usan celulares y Blackberry para estar al tanto de lo que sucede fuera del salón. “Tratan de ser multifuncionales, pero lo suelen hacer mal”, agrega.
Melissa Mamayek, de 21 años, explica que el problema es más visible en las clases de muchos alumnos. “He visto como varios estudiantes juegan Tetris en sus laptops, o no dejan de enviar mensajes de texto”, señala. Varios profesores reprenden a estudiantes que llegan tarde o se van antes de tiempo; inclusive un profesor contestó el celular de un estudiante.
Kirk comenzó a pensar en las malas costumbres de los estudiantes hace seis años. “En una de mis clases los alumnos se dormían, hablaban y hacían trampa... Primero me quejé a mis colegas, pero luego me dije estás enseñando gestión, debes gestionar esto. Se trata de desarrollar buenas costumbres”, concluye.
Kirk, quien imparte cursillos para ayudar a enfrentar un problema que se presenta en grandes y pequeños centros estudiantiles, también ofrece claves sobre cómo motivar a los estudiantes, confrontar a los que hacen trampa y abrir un canal de comunicación que permita a los alumnos expresar sus ideas o dar consejos.
Heather Sklenicka, del Instituto Tecnológico de Rochester, en Minnesota, y Brian Hammes, de la Universidad de St. Joseph en Filadelfia, asistieron a uno de los talleres de Kirk en Des Moines.
Sklenicka dice que con frecuencia algunos estudiantes se atascan tratando de hallar un equilibrio entre las exigencias del colegio, el trabajo y la familia.
“Tienen la capacidad de acceder a cualquier cosa en cualquier momento. Su pareja, hijos, novios, novias o padres están al alcance inmediato”, advierte.
Hammes señala que los estudiantes usan celulares y Blackberry para estar al tanto de lo que sucede fuera del salón. “Tratan de ser multifuncionales, pero lo suelen hacer mal”, agrega.
Melissa Mamayek, de 21 años, explica que el problema es más visible en las clases de muchos alumnos. “He visto como varios estudiantes juegan Tetris en sus laptops, o no dejan de enviar mensajes de texto”, señala. Varios profesores reprenden a estudiantes que llegan tarde o se van antes de tiempo; inclusive un profesor contestó el celular de un estudiante.
Kirk comenzó a pensar en las malas costumbres de los estudiantes hace seis años. “En una de mis clases los alumnos se dormían, hablaban y hacían trampa... Primero me quejé a mis colegas, pero luego me dije estás enseñando gestión, debes gestionar esto. Se trata de desarrollar buenas costumbres”, concluye.
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